ADVERTENCIA: Este producto contiene nicotina. La nicotina es una sustancia química adictiva.
En la tierra de Filipinas, donde el sol se encuentra con el mar, se desarrolla una nueva saga cuando la “Ley de cigarrillos electrónicos” entra en juego en junio. Imagínense al Departamento de Comercio e Industria (DTI) asumiendo sus funciones regulatorias (en sentido figurado, por supuesto) mientras se preparan para hacer cumplir este nuevo mandato. Sumerjámonos en la saga humeante de reglamentos e inscripciones, todo entregado con un toque de humor, y vea cómo cambiará el panorama del vapeo.
A medida que la nueva “Ley de cigarrillos electrónicos” entra en acción, el DTI está actuando como un sheriff en una película del Lejano Oeste, pero con más papeleo y menos disparos. Según el zumbido noticias transmisiones de ABS-CBN, en un foro organizado por la organización benéfica BK3, la subsecretaria Amanda Nograles dejó claro: todos los productos de cigarrillos electrónicos deben registrarse lo antes posible. Tres empresas proactivas ya se han lanzado al ruedo y han asegurado sus lugares en la lista de inscripción. Si estás en el negocio del vapeo, es hora de apresurarte y poner el papeleo en orden: esta ciudad no es lo suficientemente grande para vapeadores no registrados.
En su discurso, Nograles enfatizó la importancia del registro oportuno. Advirtió que el proceso de registro podría llevar algún tiempo, y sugirió que las empresas se preparen y comiencen el viaje más temprano que tarde. El mensaje fue claro: demorarse bajo su propio riesgo, ya que el DTI no se lo tomará con calma con los rezagados una vez que la ley entre en vigor.
Obtener la certificación DTI es como un baile, complejo además, con pasos que incluyen la adquisición de la marca Philippine Standard (PS) y la etiqueta Import Commodity Clearance (ICC). Es un proceso riguroso diseñado para garantizar que todos los productos cumplan con estándares específicos de seguridad y calidad antes de salir al mercado. Sin embargo, DTI no es todo palo y nada de zanahoria. Han ofrecido un período de gracia durante el cual los productos que ya están en el mercado pueden venderse hasta el 5 de enero de 2025. Después de esta fecha límite, cualquier producto de vapeo que carezca del nuevo brillo regulatorio tendrá que desaparecer de los estantes.
Este período de transición es crucial. Ofrece a las empresas una oportunidad justa de adaptarse a las nuevas regulaciones sin tener que detener sus operaciones abruptamente. Para los consumidores, significa que sus productos favoritos seguirán estando disponibles a medida que el mercado se ajuste a las nuevas normas. Pero no nos equivoquemos: cuando el reloj marque enero de 2025, las viejas costumbres del mundo del vapeo desaparecerán, dando paso a un mercado más regulado y seguro.
Con la nueva ley en vigor, el DTI no actúa solo. Han delegado varias agencias para garantizar el cumplimiento. Un aspecto importante de esta aplicación es el control de los puntos de venta. ¿La meta? Mantener los productos de vapeo fuera del alcance de los menores y garantizar que todos los productos estén a la altura, incluida la verificación de sustancias ilícitas como el aceite de cannabis. Esta vigilancia es parte de un esfuerzo más amplio para salvaguardar la salud pública, particularmente la de los jóvenes.
En la frontera financiera, la Oficina de Ingresos Nacionales (BIR) se está preparando para introducir timbres fiscales en productos de vapeo, a partir de la próxima semana. Estos sellos funcionarán como los que se encuentran en los cigarrillos y bebidas alcohólicas importados, sirviendo como marcadores de legitimidad y cumplimiento tributario. Esta medida está diseñada para frenar la proliferación de productos no regulados y garantizar que todos los participantes del mercado contribuyan con su parte justa a las arcas nacionales.
El espíritu de la nueva ley de vapeo es claro: su objetivo es proteger al público, especialmente a los jóvenes, de posibles daños. Al endurecer las regulaciones, el gobierno espera no sólo controlar la calidad de los productos disponibles en el mercado sino también aumentar los ingresos fiscales, que pueden canalizarse hacia iniciativas de salud pública y otros servicios comunitarios. Esta ley no se trata sólo de imponer restricciones; se trata de crear un entorno de vapeo más seguro y responsable.
Mientras observamos cómo toman forma estas nuevas regulaciones, es evidente que el gobierno filipino se toma en serio la idea de reescribir la narrativa sobre el vapeo. Tanto a través del humor como de políticas estrictas, el mensaje es claro: la era del Lejano Oeste en el vapeo está llegando a su fin, dando paso a una era más regulada y responsable. Ya sea usted fabricante, minorista o consumidor, es hora de aceptar estos cambios y esperar un panorama de vapeo más saludable y regulado.
Filipinas está intensificando su juego en la industria del vapeo con la aplicación de la nueva “Ley de cigarrillos electrónicos” que entrará en vigor en junio, como lo describió el Departamento de Comercio e Industria (DTI). Encabezado por la subsecretaria Amanda Nograles, el DTI exige que todos los productos de cigarrillos electrónicos se sometan a un proceso de registro, y tres empresas ya lideran el proceso. Esta nueva regulación incluye la obtención de marcas de certificación específicas como las etiquetas Philippine Standard (PS) y Import Commodity Clearance (ICC). También hay un período de transición hasta el 5 de enero de 2025, durante el cual se podrán vender los productos que ya están en el mercado. Además de estos cambios, la Oficina de Ingresos Nacionales (BIR) comenzará a aplicar sellos fiscales a vaping productos la próxima semana para frenar los artículos no regulados y aumentar los ingresos fiscales. Esta rigurosa iniciativa, impulsada por el compromiso de proteger a los jóvenes y garantizar la calidad del producto, marca un cambio significativo hacia un mercado de vapeo más regulado y controlado en Filipinas.